Sin duda que el tiempo ha ido modificando la estructura de la oferta de profesionales en el mercado. Ser profesional ya no es privilegio de unos pocos y ya son varias las profesiones que están comenzando a saturar el mercado, es decir, que la oferta supera a la demanda con las consecuencias que ello implica; menor valor, mayor dificultad para encontrar nuevos clientes, mayor dificultad para sobresalir, mayor dificultad de empleo, entre otros aspecto. Siempre va a existir una persona que provea tu mismo servicio a un menor valor, ya sea por tener menor experiencia, por captar más clientes, o por el motivo que sea. ¿Qué hace la diferencia entre ese profesional y tú? Ninguna si tu mercado objetivo no lo sabe, o lo que es lo mismo, si no lo comunicas adecuadamente.
“Hoy es una ventaja, mañana será un requisito”
Hoy no sobresale el mejor ni el más inteligente, hoy sobresale aquél que ha logrado estar presente en la mente de sus potenciales clientes, aquel que se hace visible en su industria, tanto a través de sus redes como de los medios tradicionales, en definitiva el que se ha preocupado de potenciar su Marca Personal en el transcurso de los años de trabajo. Si, porque este no es un trabajo de un mes a otro, la Marca Personal se construye en un período de tiempo con planificación, disciplina y perseverancia, a través de diferentes soportes que varían dependiendo de cada profesión y/o actividad que desarrolle.
La Marca Personal consiste básicamente en identificar nuestra fuentes de diferenciación respecto de nuestros competidores (profesionales), para comunicarlas adecuadamente en un entorno homogéneo, competitivo y de constante cambio. O dicho de otra forma, se trata de identificar a una persona con algún elemento que sea altamente valorado por el mercado. Es en este contexto que la marca personal se puede gestionar a través del tiempo con el objetivo de dejar la huella en la mente de los demás.