El cierre forzado y la reinvención

Qué tal amigos, una vez más junto a Uds. ahora desde el confinamiento. Llevamos 40 días desde que comenzamos la cuarentena y por cierto que ha sido uno de los momentos más complicados que me ha tocado vivir, el Covid-19 no solo por el hecho de estar aislados viviendo dentro de un mismo lugar que sin duda ha generado trastornos a algunos, no en mi por ahora, sino que por toda la angustia que significa no tener claridad de cómo vamos a continuar nuestras vidas, nuestros emprendimientos, nuestras empresas y cómo vamos a quedar económicamente luego de esta pandemia. Desde esta tribuna quiero contarles mi experiencia personal.

Puedo decir con cierto grado de certeza que luego de esto muchas empresas van a quebrar y gran cantidad de personas independientes están haciendo malabares para conseguir algunos morlacos que les permita pasar de un día a la vez. Lo se porque lo estoy viviendo en carne propia.

Después del 18 de octubre, cuando mi país completo se levantó para gritar con fuerza sus demandas, un porcentaje importante de rubros se vieron afectados y comenzaron a sentir el fragor de la lucha en las calles, lucha que fue en crecimiento haciendo que la actividad prácticamente se detuviera, con las consecuencias que en ese momento pensábamos serían nefastas para el futuro empresarial y con ello la fuente de trabajo de miles de chilenos, sin siquiera sospechar lo que en 5 meses más vendría.

En enero de 2020 las ventas estaban recuperando sus niveles históricos en casos más optimista, en mi caso solo iban al alza lejos de los mejores niveles del año 2019, lo que me obligó a realizar una primera reestructuración en una de mis unidades de negocios a principios de febrero, dejando en el camino de común acuerdo a grandes amigos y colaboradores. Era según yo un nuevo comienzo.

El camino ya era difícil pero había optimismo porque la intensidad de las manifestaciones estaba bajando, al menos en provincia comenzábamos a retomar la actividad más o menos normal a la espera del plebiscito de finales de abril, para de una vez por todas definir o clarificar el panorama. El mundo ya estaba en llamas con la impresionante propagación del virus y era inminente su llegada a nuestro país. Creo que aún no le tomábamos el peso hasta que definitivamente tuvimos los primeros casos. Para muchos empresarios, el principio del fin de años de trabajo y construcción de sus negocios.

Las cifras son contundentes, más del 80% de las Pymes a diciembre de 2019 no contaba con un plan de integración a la transformación digital, lo que a la luz de la coyuntura es una tragedia toda vez que este proceso de integración es de medio largo plazo. Entonces, una vez que partió la cuarentena, este mismo porcentaje de empresas no tenía una sola posibilidad de generar ingresos porque sus actividades de valor no estaban preparadas para enfrentar este nuevo escenario, sin canales digitales de venta, ni siquiera para realizar el teletrabajo que requería el confinamiento, muchos se quedaron en sus casas sin poder hacer absolutamente nada. Y cuando hablamos de preparación, hablamos de que no están dadas las condiciones tecnológicas ni competencias necesarias de los trabajadores para operar las empresas en las nuevas condiciones. Este es y será la razón de que muchas empresas dejen de operar a partir de esta pandemia, porque finalmente el Covid-19 vino a acelerar la cuarta revolución industrial, la de la transformación digital que hoy está en pleno desarrollo.

Esta sería entonces la principal razón de porqué las empresas comenzarán a quebrar o desaparecer si es que no hacen algo pronto, muy pronto. 

En la desesperación entendible una porción importante de empresas han tomado sus decisiones de salir al mercado a través de canales digitales que no estaban diseñados para ello, lo que tiene como consecuencia muchas dificultades en su operatividad generando una mala percepción de su servicio por parte de clientes habituales, perdiendo posicionamiento de marca y por otro lado, jamás lograrán niveles de ventas que consoliden la continuidad de la operación a través de estos nuevos canales digitales definidos. Creo que salir a hacer lo mismo que hacías, pero a través de canales digitales sin ninguna planificación no tiene otra fin que el fracaso.

Es duro, lo se, pero es la realidad que es necesario aceptar para desde allí comenzar una nueva lucha para el reemprendimiento y la reinvención, claro, todo si la salud y la fuerza nos acompaña.

En lo personal he utilizado este tiempo para repensar mi negocio, buscando adaptarme a las nuevas condiciones y nuevos comportamientos sobre todo, tomando decisiones muy difíciles pero necesarias. Además, estoy por salir al mercado con una nueva estrategia basada más en mi marca personal, mis conocimientos y una serie de servicios que se adapten a la contingencia pero buscado que una vez termine todo esto, pueda continuar bajo este modelo de negocios mucho más digitalizado de lo que ya venía haciéndolo.

El Covid-19 sacó lo mejor y peor de mis clientes

Hoy cumplo exactos 29 días de encierro, porque como tuve contacto con uno de los primeros contagiados por Covid-19 de mi ciudad, comencé una cuarentena voluntaria cuando todo partió. Luego de 10 días el gobierno decretó cuarentena obligatoria producto de la alta cantidad de positivos y a esa altura ya sabía que estaría al menos un mes bajos condiciones de pandemia.

Varios de mis clientes tuvieron que cerrar y hasta el día de hoy mantienen esa condición. Entre otros rubros encontramos; gastronomías, accesorios telefónicos, clínica dental, óptica, entre otros. Los restantes clientes (50% más o menos) con la calificación de productos o servicios imprescindibles siguieron operando e intensificaron sus actividades de marketing por los cambios en los canales de venta, que aunque parece obvio, se concentraron en medios digitales con todo lo que ello implica.

Si NO estás preparado, no intentes hacerlo de manera espontánea.

Cuando estás concentrado en tu actividad off line o en el punto de venta sin considerar la actividad on line, es imposible pasar efectivamente a competir con aquellos que ya llevan años trabajando canales digitales y menos puedes esperar resultados alentadores si de un día para otro quieres igualar ingresos. Y eso es lo que pasó dada la contingencia.

El escenario sirvió para saber quién es quién dentro de mi cartera de clientes porque tuve experiencias diferentes, unas muy sensatas y asertivas, mientras que otras definitivamente incomprensibles y desesperadas, que no van con mi idea vivir, donde vender a cualquier costo es el objetivo. Ahí es cuando todo se complica en la relación comercial. Primero me sentí invalidado, porque se hizo todo lo contrario a lo que sugerí y segundo porque la desesperación por vender como sea, superó toda mi capacidad de tolerancia. El trato, las expresiones y «que se yo», simplemente la emoción superó a la cabeza pensante, fría y numérica. Si el camino no es el correcto, los resultados no llegarán por fuerza.

El Covid-19 está evidenciando muchas cosas importantes, pero en lo que a mi concierne una de las cuestiones más relevantes tiene que ver con la condición digital en la que llegaron las empresas. Primero, si llegaste con tu canal de venta on line implementado, entonces estás mejor preparado para enfrentar los meses que vienen, aun cuando no tienes asegurado el éxito, para eso hay que trabajar mucho y muy duro. Segundo, si no llegaste preparado, lo que no puedes hacer es creer que en 4 días implementarás ese canal on line que te salvará o al menos paliará la drástica baja en ventas que aportaba la tienda física. Y con esto no quiero decir que no hagas algo rápido, solo que, según mi opinión, debes buscar la adaptación al nuevo escenario y hacer algo dentro de tu actividad o especialización completamente diferente a lo que venías haciendo antes de la pandemia. Lo que sea que hagas, visualízalo cómo podría evolucionar al menos en el mediano plazo, saber si es sostenible en el tiempo y que finalmente se establezca como una nueva unidad (oportunidad) de negocios para mejorar tus ingresos provenientes de la actividad principal. Se equivoca también aquel que cree que esto cambiará la manera de hacer empresa, porque aunque habrá cambios drásticos, sobre todo en el consumidor y su comportamiento de compra, a la esencia de cada negocio aún le queda «hilo en la carretilla».

Es el momento de sacar ese emprendedor que llevas dentro.