La felicidad está a un paso

Tal como les comenté en la entrada anterior, he descubierto que la felicidad está al alcance de la mano y depende de cada uno. Hace un par de años escribí en la descripción de mi WhatSapp algo que está hasta el día de hoy y dice «LA DECISIÓN DE SER FELIZ ES PERSONAL, AL FINAL ES UNA CUESTIÓN DE ACTITUD». Lo importante es que más que considerarla una buena cita personal es el sentido que tiene en mi, casi como un presagio de cómo estoy viviendo la vida.

Fueron años de «malas pulgas», pesimismo, de mirar el vaso medio vacío, de entorpecer mi crecimiento, pero por sobre todas las cosas de afectar con esta actitud a todo mi entorno. Y esto es lo más importante, porque tu eres dueño de ser y hacer lo que quieras, pero desde el minuto en que tu actitud afecta de forma negativa a tu entorno, entonces solo estás restando.

Esto no se trata de andar de «payaso» haciendo reír a quien quiera escucharte o verte, aunque también pareciera válido. Sin ir más lejos, hace unos días murió repentinamente un compañero del Club de fútbol al que pertenezco, era el «bufón» del grupo (en el buen sentido) y todos lo hemos estado recordando por la alegría que irradiaba con sus «tallas» a flor de labio. Pero no se trata de eso la felicidad, sino que de cuál es la actitud que tomarías frente a las diversas situaciones que la vida te propone. Como dice Leo Piccioli, se trata de tomar la elección de ser víctima o protagonista…

Espacio para el ocio

Como ya era viernes, la decisión fue ir a realizar las grabaciones en compañía de mi “amor” y aprovechar de comer algo para comenzar lo que sería una de esas noches mágicas, que también arreglarían asperezas que durante la semana se generaron por algo que ya no me acuerdo. Al poco andar se coló mi hermano con su señora por lo que el grupo se amplió en algo más parecido a una salida programada y que luego del primer Sauers ya tenía claro como terminaría. Como siempre en noches de juerga, la más pequeña de mis hijas había quedado en casa con la, a esta altura, muy salvadora “nana” de mi mamá, ahí sabemos que está en buenas manos y podemos dar rienda suelta al frenesí de “la mejor noche” de mi vida (he tenido muchas mejores noches a lo largo de mi existencia eso si)

El trabajo es el trabajo así es que lo primero fue hacerlo para luego entregarnos a lo que yo llamo mi “cable a tierra”, muy necesario para hacer descansar tu mente y cuerpo del estrés propio de las largas jornadas de trabajo de la semana en curso, trabajo que por cierto no para durante el fin de semana, pero que es muchísimo más relajado y decididamente menos concentrado, pero no por ello poco productivo. Soy de los que les gusta trabajar entre el boche familiar sacando el mejor partido a esas horas tan energizantes. Es cierto que el tipo de trabajo cambia, lo uso más para escribir, leer, documentarme y aprender, sobre todo aprender, tengo mucha hambre de aprender.

Aunque parezca lógico, las horas de ocio son súper necesarias y totalmente recomendables. La vida no puede ser todo trabajo, o sea, puede ser pero no debe, porque hay que dar rienda suelta a actividades más bien “sociales”, lo pongo entre comillas, porque cada cual buscará su manera de liberar tensiones, a algunos les gustará estar en casa viendo TV, leyendo, jugar con sus mascotas, salir con la familia, no se, lo que sea les guste hacer, hay que hacerlo. A mi me gusta hacer deporte, mucho deporte y al menos una vez a la semana, salir a bartolear con mi amiga con ventaja, compartir con amigos y lo que la noche me ponga en frente.

Enfocarse en lo importante

Me ha pasado muchas veces que he dejado de asistir a reuniones importantes de mis hijas en el colegio porque tengo compromisos laborales, o lo que es lo mismo, los horarios de las presentaciones de los niños se realizan en tiempos productivos que normalmente están sujetos a “compromisos ineludibles”. Más fácil es para quienes trabajan en empresas grandes o servicios públicos que deben solicitar un permiso para salir por el tiempo que necesiten, y se los dan. En general los emprendedores, microempresarios y pequeños empresarios debemos rompernos el lomo trabajando más de 12 horas diarias porque es casi normal hacer más de las labores que deberíamos. Esclavos de nuestros emprendimientos, pasamos de ser empresarios a ser personas contratadas por nuestra propia empresa. Esto señores es algo que debemos y podemos evitar.

En primer lugar, es imposible ser productivo más de 8 horas diarios, incluso 6 horas diarias, por lo que es muy importante conocer cuales son las actividades relevantes en nuestro que hacer empresarial. Es súper normal perder tiempo en actividades que incluso no tienen que ver con nuestro emprendimiento, me refiero a conversaciones de pasillos, salidas a fumar