Tal como les comenté en la entrada anterior, he descubierto que la felicidad está al alcance de la mano y depende de cada uno. Hace un par de años escribí en la descripción de mi WhatSapp algo que está hasta el día de hoy y dice «LA DECISIÓN DE SER FELIZ ES PERSONAL, AL FINAL ES UNA CUESTIÓN DE ACTITUD». Lo importante es que más que considerarla una buena cita personal es el sentido que tiene en mi, casi como un presagio de cómo estoy viviendo la vida.
Fueron años de «malas pulgas», pesimismo, de mirar el vaso medio vacío, de entorpecer mi crecimiento, pero por sobre todas las cosas de afectar con esta actitud a todo mi entorno. Y esto es lo más importante, porque tu eres dueño de ser y hacer lo que quieras, pero desde el minuto en que tu actitud afecta de forma negativa a tu entorno, entonces solo estás restando.
Esto no se trata de andar de «payaso» haciendo reír a quien quiera escucharte o verte, aunque también pareciera válido. Sin ir más lejos, hace unos días murió repentinamente un compañero del Club de fútbol al que pertenezco, era el «bufón» del grupo (en el buen sentido) y todos lo hemos estado recordando por la alegría que irradiaba con sus «tallas» a flor de labio. Pero no se trata de eso la felicidad, sino que de cuál es la actitud que tomarías frente a las diversas situaciones que la vida te propone. Como dice Leo Piccioli, se trata de tomar la elección de ser víctima o protagonista…